miércoles, 6 de octubre de 2010

AMIGAS, AMISTAD, FIDELIDAD




Era el primer día de clases, y me encontraba nerviosa, perdida en el centro del enorme colegio que estudiaría por primera vez la secundaria con más de cuarenta alumnos por salón, en Los Olivos. Con una cola alta, lacia como siempre, cachetona, baja, un poco china y con la diferencia de ahora, un poco más gordita caminaba con el corazón en la mano. Tenia tantos temores por no ser aceptada en el grupo, de no tener buenas amigas, de estar sola en el refrigerio, de no caerle bien a nadie, pues yo era un poco risueña, inocente, despistada, y sobre todo tímida. Con la única diferencia que el amor por la danza rompía mi total timidez. Sin embargo pasaron los años, y empezaba a amar cada día más a mi colegio y a las personas que lo conformaban, porque me convirtieron en una persona sin temores y con fortaleza de decisión.
Quién se iba a imaginar que aquella chica con un peinado refinado, con un carácter recto, con perfil de estudiosa, que por cierto lo mantengo hasta el día de hoy; se convertiría en una jovencita juguetona, traviesa, amigable, sociable y cariñosa. Creo que esas cualidades han estado siempre en mi, solo que faltaba un empujoncito para conseguir que salgan a la luz. Obtuve muchos compañeros, digo compañeros, porque amigos, es una palabra muy distinta, una cosa es conocer a muchas a personas pero muy pocas te conocen a ti, que son tus verdaderos amigos.
Era marzo del 2006, y pasaba a tercero de secundaria. Tenía 14 años, y en la lista de nuevos salones, me encontraba en el tercero “F”, y no pensé que ese año conociera a las mejores amigas que he podido conseguir hasta ahora. Me sentaba en la tercera fila y muy inquieta como siempre, empecé hablar con toda la muchedumbre del salón.
Estefanía, con unos ojos enormes, con una figura larga y delgada, una sonrisa tierna que llamaba la atención por los dos agujeros que se le hacían en los dos cachetes blancos, un poco alocada pero así es ella. Paso mágicamente y nos hicimos realmente amigas, nos íbamos juntas del colegio, almorzábamos juntas, y todo surgió naturalmente. Hubo una confianza, cariño, y fidelidad por ambas. Pero también estaba Jazmín, una de mis grandes amigas, la más “angelical”, ya se imaginarán porque le decían así. Una mujer que en el ultimo año escolar, para quinto de secundaria, me uní mucho más con ella, hubieron pleitos, peleas, discordancias, como toda amistad pasa. Era de enormes ojos, cabello negro, cuerpona, y simpática, y era demasiado tierna.
Durante la etapa escolar, pasamos momentos inolvidables, en el salón, siendo las más rebeldes, fiesteras, plajeras, y es que cuando estas en esa etapa no te das cuenta la importancia que tiene la vida. Recuerdo que muy aparte de momentos felices que pasamos juntas, también hubo las difíciles. Problemas en casa, cuando tus padres quieren separarse mientras que tu estas en tu juventud, sientes que te desvaneces y que las únicas que están ahí son tus amigas. Y es que en los peores momentos las he tenido a las dos siempre conmigo, y creo que las tendré por mucho tiempo más.
Han pasado los años, y aún gracias a Dios las tengo conmigo, quizás no físicamente, que las tenia que ver sus cacharros de vivarachas todos los días por las mañanas, pero sí las tengo presente en mi corazón; y si tengo algún problema no dudo en llamarlas. Hace un mes las he visto ver, y hemos hablado tranquilamente como nos ha ido después del colegio y estar en la Universidad. Y realmente las cosas son totalmente distintas, ahora no piensas en tirar los papeles a los profesores cuando escriben en la pizarra, o meterte al baño para no entrar a clases. Son actitudes que han cambiado, y que cada una de nosotras lo ha puesto en acción. Por ejemplo Jhazmín ya no es la misma chica “angelical”, ahora toma las cosas más en serio y con responsabilidad, y que cuando la conocí no tenía la menor idea de lo que era.
La amistad se va demostrando con fidelidad a lo largo de los años. Siempre les agradeceré por levantar mis ánimos, cuando pensé que todo estaba perdido, cuando corrieron para darme una mano aunque yo trataba de hundirme más, por sacarme una sonrisa, por darme fortaleza, por sus consejos que si eran buenos o no, trataban de hacerlo, por alentarme a conseguir mis metas, a decirme una palabra de actitud cuando yo no sabia quien era. Es que ellas, son mis amigas, casi unas hermanas.
Ya son mas 5 años de amistad, y aún pasa por mi mente, cuando corríamos como locas y nos atrapábamos una con otras, cuando nos amanecíamos en una casa de una amiga, la clásica pillamada o íbamos a fiestas, o los rajes en plena clase, nuestras canciones creadas, nuestra voz al son del compas de la música, nuestras risas, nuestros llantos, nuestros resentimientos, nuestras cartas, nuestros viajes, y muchas cosas más, que me quedaría chica la hoja para contárselos.
Estefania y Jhazmin permanecerán siempre en mi vida, pero hay alguien además de ellas. Una jovencita que la conocí hace poco, sino mal recuerdo tendría ya más de 2 años que la conozco y que también se ha convertido en una amiga. Pero lamentablemente cuando empezábamos a construir una verdadera amistad, Dios quiso que se fuera del país. Se fue a España. Jamás olvidaría los momentos que pasé a su lado, aún siento un nudo en la garganta cuando recuerdo el dia que subió al avión, y me abandonó. Siempre ando en contacto con ella, por lo menos en el Messenger, ando pendiente en su facebook que es de su vida. Ella es una persona especial y podría decir única. Me ayudo mucho cuando estaba en Perú, me acostumbre a sus llamadas, a sus mensajes de voz, a las conversaciones horas y horas en su casa, a las salidas en grupo, a caminar, simplemente a caminar y hablar con ella. La extraño mucho. La considero una de mis mejores amigas, tiene es algo no sé qué, que hace que la quiera mucho. Sin embargo eso no impedirá que esta amistad continue, yo seguiré pendiente de ella, y le brindare mi apoyo incondicional a distancia, aunque ahora no pueda utilizar mi hombre y llore, pero tiene mi consuelo y mi aliento. Jamás la dejaría sola, no lo he hecho ni lo haria ahora.
Mi Diedrita, una amiga incondicional.
Serán los amigos quien cuando necesites un abrazo, te la darán.

MI BARRIO CON "V"


Lo mío es tan diferente, exactamente llamo barrio, no al lugar donde vivo, sino el lugar donde pertenecí por muchos años y casi todas las tardes de mi adolescencia. Se ubicaba en un parque circular, alrededor de casas pintorescas, donde el punto de encuentro era el famosísimo “LA NAVE”, una esquina donde nos reuníamos para matar las horas aburridas, se llamaba así porque justamente en esa esquina hay un local con este nombre. Cuando a los 14 años, el zambo, como así lo llamamos, se emborrachó por primera vez, un lugar que jamás olvidaría.
Me incruste a este barrio desde los 13 años, donde el barrio con “V” quedaba cerca a mi antiguo colegio El Buen Pastor en las Palmeras. Me lo presentó una amiga la cual pasaba mayor tiempo con los chicos del barrio, más hombres que chicas. Después de las 4 de la tarde hasta la noche, casi todos los días, pasábamos conversando en una banquita, o al centro del parque donde estaba la Virgen de Fátima, y si es que no había tema de conversación, los chicos se ponían a jugar pelota, pero las mujeres refutaban y corríamos a jugar a los 7 pecados. No faltaba nadie precisamente si era el santo de uno de los zambos. Eran adolescentes sanos, estudiantes, divertidos, y sobre todo unidos. Algo que jamás me podré responder es. ¿Por qué en ese barrio existía tanto zambo? Era una satisfacción enorme cuando veías a uno de ellos, porque principalmente eran quienes le ponían chispa al grupo.
Era un barrio tranquilo, limpio, con mucho movimiento los días sábados. Los niños de la cuadra salían a jugar con sus primos o amigos. Era un barrio fraternal, las madres correteando a sus hijos, empujando el coche o tratando de hacerles caminar. Aspiraba a amor entre familias y unión entre vecinos. Uy, los vecinos, eran las personas que mas nos tenían afecto, claro no todos.
Como olvidar a la Señora “Bambucha”, muy carismática, jovial y de raza negra, se imaginaran por qué la apodamos de sea manera. Salía con un polo anaranjado ajustado a su cuerpo, voluptuosa como siempre, y de manera prepotente, gritaba a los cuatro vientos: ZAMBOOO VEN. Era la tía de uno de nuestros amigos, muy renegona por cierto. Estaba la tía del Internet, hasta el día de hoy no tengo idea cómo se llamaba, pero era muy amable, bondadosa, amigable, y siempre nos fiaba las horas en el internet. Además el Royero, el de la tienda, donde cada vez que había una reunión especial, era el lugar preciso para comprar la caja de cerveza y gaseosa. La abuela de Juanjo, que era quien se lo llevaba a su casa para que duerma temprano.
El peligro, es otro tema particular en todo vecindario, en la cual en aquel parque no se frecuenta robos, ni pandillaje, ni drogadictos, sin embargo, no existe lugar que se libre de este tipo de atropello. Finalmente tuvo que pasar, un atardecer poco nublado, en el centro del parque (afortunadamente no estaba presente) se acercaron dos hombres mayores ante los chicos, e inmediatamente sacaron un arma y pidió forzosamente que les entregue todos los celulares en una bolsa. Todos los jóvenes impactados, pensaron en un segundo, luchar, pero en el momento que saco el arma, decidieron que hubiera sido más peligroso y accedieron. A partir desde ese día, pidieron los vecinos que ronde mas seguido el patrullero de serenazgo. Era imposible que un parque se libre de robos, escándalos, momentos inéditos, desde cuando los vecinos estuvieron presente en cada incidente, y realizaban reuniones en la casa del jefe de comité del vecindario.
Lo más hermoso del vecindario era que las noches eran tranquilas, en silencio, siempre con iluminación, y con un poco al estilo romántico. En los pasajes y corredizos ni siquiera pude imaginarme, que fuese ahí donde me enamoraría por primera vez. Un parque que vio latir mi corazón rápidamente sin poder saber lo que pasaba. Pero cuando sé es adolescente, el amor de verano y todas las estaciones que existen en el mundo son conscientes de la estupidez que te embarga. Caminando tras una y otra vuelta, de forma circular, el parque es el único que tiene mente, mientras que tú ya la haz perdido. Pero no todo dura como uno lo dibuja en el futuro, éramos adolescentes, y las ilusiones sobraban en el puente del amor, hasta finalmente que se derribó.
Un barrio que aprendí a conocer amigos, a conocer familias, la unión de vecinos, la limpieza, si es que perdura la colaboración entre todos, el sufrimiento de un amor, mi propia vida, mis experiencias en compañía de la curiosidad, me sentía como si hubiera sido mi casa parte de aquel vecindario. Una época donde disfruté a viento y marea mi adolescencia, que hasta el día de hoy me ilumino al ver pasar otras generaciones.